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Comunicados
Febrero 26 / 2016
Regionalización y equidad en el acceso a la universidad, texto del rector de la Universidad Nacional de Colombia
Emitido por: Otra
Dirigido a: Comunidad universitaria
Hay quienes piensan que en materia de regionalización, la educación superior debe manifestarse con la presencia de sedes físicas de las IES en todas las regiones, atendiendo no sólo la ubicación geográfica, sino también en correspondencia con la riqueza biológica, ambiental y cultural de las regiones. Dice Ignacio Mantilla, rector de la Nacional, en El Espectador.
Además, se sostiene que esto debe responder a las capacidades diversas, a las costumbres, los intereses y en general a las aspiraciones de cada comunidad.
Crear una nueva universidad o apresurarse a abrir nuevos campus en las poblaciones que tengan más de 50.000 habitantes, por ejemplo, es pretender repartir un bien escaso, la educación de calidad, como si se tratase de la distribución de tabletas electrónicas o útiles escolares.
Definitivamente el concepto de regionalización debe ser distinto. Y se debe centrar en la oferta de formación universitaria de calidad a los jóvenes bachilleres de todas las regiones, antes que en la ubicación de los campus. Lo importante es garantizar el acceso a las mejores universidades existentes, pero reconocidas y acreditadas, soportando la oferta de cupos y creando programas de sostenimiento para estudiantes de todas las regiones, pues es parte esencial en la formación universitaria, la disposición de buenas bibliotecas, aulas, laboratorios, talleres, equipos, pero ante todo de buenos profesores e investigadores.
Lo otro, es decir, la instalación de aparentes centros de formación universitaria en todas las regiones, que no pasan de ser locales con pupitres, como acción prioritaria, sería un paliativo engañoso que sólo contribuye a ampliar aún más la brecha entre regiones o ciudades, sería contribuir a la fácil repartición de la mala calidad en cualquier garaje para que albergue incautos jóvenes con la ilusión de ser profesionales. De hecho, países desarrollados con más del doble de la población colombiana, cuentan con la mitad de nuestras universidades.
Lo anterior no quiere decir, sin embargo, que las universidades no deban o puedan abrir nuevos campus y hacer presencia física en algunas regiones estratégicas. Lo que quiere decir es que estas acciones demandan una gran responsabilidad. La experiencia de la Universidad Nacional que quiero compartir, debe servir de ejemplo para la regionalización exitosa de la educación superior.
En 1996 la Universidad Nacional emprendió el audaz e innovador proyecto de crear 4 sedes en las fronteras colombianas, ubicadas en las ciudades de Leticia, Arauca, Tumaco y San Andrés. Estas sedes han facilitado, a lo largo de estos 20 años, el desarrollo de proyectos de investigación propios y han servido a la formación de nuevos investigadores interesados en el saber ancestral y particular de cada región. Así, estas sedes se han constituido en auténticos "laboratorios", cada una con un énfasis distinto y una vocación propia.
Pero, como no es sólo en el plano de la investigación o de la formación al más alto nivel en donde se enmarcan los deberes de la Universidad, ella atiende aquellas limitaciones y dificultades que emergen en todas las regiones del país.
Desde esta perspectiva, la Universidad Nacional se ha interesado en fomentar en las regiones el acceso con equidad. Y las sedes en las fronteras han sido una extraordinaria vía para esta tarea. En efecto, en la mayoría de estas regiones fronterizas las capacidades para atender la demanda de formación son limitadas; y fomentan aún más la desigualdad. Por ejemplo, en Tumaco puede uno encontrar estudiantes recién graduados del bachillerato que en los últimos tres años de educación formal no tuvieron un profesor de matemáticas. Estos jóvenes se encuentran en una evidente desventaja frente a otros bachilleres con quienes van a competir para acceder a la educación superior.
A la Universidad Nacional anualmente se presentan unos 120 000 aspirantes, que compiten por cerca de 11 000 cupos. El examen de admisión se aplica cada semestre en todo el país y en cerca de 30 consulados en el exterior. El examen, exigente, mide principalmente el capital académico del aspirante y sus capacidades básicas para el buen desempeño en una carrera universitaria. Hay gran diferencia de formación entre los aspirantes (provenientes de 998 municipios del país) y es claro que sin estrategias adecuadas, la mayoría de jóvenes de algunas de estas regiones no tendrían la mínima oportunidad de ingresar a la Universidad y poder desarrollar sus verdearas capacidades en un ambiente académico de formación profesional. En las Sedes de Frontera, la Universidad Nacional creó desde hace 10 años el Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (Peama) que cumple a cabalidad el objetivo de dar acceso con equidad. El programa establece que los aspirantes de regiones fronterizas compitan, sólo entre ellos, por algunos cupos de la Universidad. Se les ofrece la posibilidad de elegir entre cerca de 60 carreras diferentes que se deben culminar en las Sedes Andinas: Bogotá, Medellín, Manizales o Palmira. Los primeros semestres se cursan en las Sedes de Frontera en donde deben aprobar cursos de ciencias básicas, ciencias humanas e inglés, entre otros introductorios. Así, es probable encontrar en Leticia dos estudiantes que luego se trasladarán, uno a Medellín a seguir Ingeniería de Petróleos y otro a Bogotá a continuar la carrera de Geología. Y es también posible que en Bogotá encuentre un compañero que proviene de San Andrés en las mismas condiciones.
Los resultados de este programa son excelentes y dignos de destacar, pues al término de sus carreras, el rendimiento académico de estos jóvenes que ingresaron por el programa Peama es igual o mejor que el de admitidos regularmente en una Sede Andina.
El Peama de la Universidad Nacional, así como el programa "Ser Pilo Paga" del Gobierno nacional son estrategias claras de inclusión social, que aunque no resuelven por completo el problema de la desigualdad, sí aportan fundamentalmente a su disminución.
Programas como el Peama deben replicarse, pero para un aumento de su cobertura es esencial su financiamiento. He propuesto que estos estudiantes también se incluyan como "pilos" para que reciban una beca de sostenimiento.
Este y otros programas son muestra de la capacidad de la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, que los desarrolla en las fronteras y que en un futuro próximo podrán implementarse en otras regiones.
Ignacio Mantilla
Rector de la Universidad Nacional de Colombia
26 de febrero de 2016
@MantillaIgnacio