A un costado del Paraninfo Francisco José de Caldas, se ubicará el mural “Un Canto a la Escuetería”, obra artística que representa la libertad, y que se convierte en un homenaje de la academia y la sociedad a los macheteros del Patía.
Esta obra pictórica, de 6.80 metros de largo por 3.0 metros de alto, la ejecutó el artista Adolfo Albán Achinte, con su equipo de trabajo, conformado por el maestro Henry Villada Tamayo y los alumnos Dany Zambrano y Luisa Fernanda González, en una pared contigua al Paraninfo Francisco José de Caldas.
De acuerdo con el rector de la Universidad del Cauca, José Luis Diago Franco, la obra se convierte en un legado que deja la actual dirección universitaria, convirtiendo el Claustro de Santo Domingo en un espacio artístico con el óleo ‘Canto a Popayán’, el Tríptico de Andrés de Santa María y el mural de Augusto Rivera.
Un Canto a la libertad es el significado que el artista Adolfo Albán Achinte, docente adscrito al Departamento de Estudios Interculturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales le dio al mural que pintó en una de las paredes del patio contiguo al Paraninfo Francisco José de Caldas.
El Mural La Escuetería, además de ser un canto a la libertad, también es un homenaje a los macheteros del Patía, y una de sus escenas representa, en su parte izquierda, a Juan Tumba, personaje muy significativo que, con su parentela, sus hijos y esposas hicieron un control territorial en el siglo XVIII.
“En el centro se encuentran los macheteros que avanzan en el proceso de la independencia del imperio español y al lado izquierdo de la obra está simbolizada una práctica cultural de ese territorio que es el descarne, tipificado por el estado colonial como cuatrerismo o abigeato, pero en la cultura patiana es un acto de solidaridad en el que una res se sustrae y quien hace el descarne reparte esa carne entre las personas menos favorecidas, así que representamos ese acto de solidaridad que ha estado en la historia y en la base de la constitución de la sociedad afropatiana”, afirmó el artista.
En el mural también está simbolizado el diablo, personaje fundamental en esa cultura, habida cuenta que, en el cerro tutelar de Manzanillo del valle del Patía, donde se hacían los famosos pactos con el diablo para obtener beneficios de él. En esa medida, la concepción del diablo en la cultura afropatiana es distinta a la que tradicionalmente podemos tener, porque él otorgaba beneficios para bailar mucho bambuco, tocar música, pelear muy bien con el machete o para comer mucho, que son los famosos ‘comeganados’.
“El diablo está ahí, haciéndonos recordar que en esta cultura se han hecho pactos históricos de esos personajes que en la forma del habla patiana van a estar ayudados cuando pueden hacer labores que tienen un tinte sobrenatural”.
Los artistas también quisieron plasmar los atardeceres del valle del Patía, que hacen la diferencia con el resto de los territorios caucanos, porque tiene una hora más de luz el valle geográfico del río Patía.
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