Con el Primer Seminario Internacional de Antropología de la Violencia: Perspectivas Actuales de la Paz y la Guerra, que inició el pasado 3 de mayo, en convenio entre las universidades del Cauca y de Múnich, Alemania, se busca establecer por qué la violencia tiene múltiples rostros y dimensiones ocultas, en algunos casos de manera sutil.
Foto: Suministrada
La Universidad del Cauca y la Universidad de Munich (Alemania) realizan este mes el Primer Seminario Internacional de Antropología de la Violencia: Perspectivas Actuales de la Paz y la Guerra, evento que organiza el Grupo de Investigación de Estudios Sociales Comparativos (Antropacífico) y el Proyecto CICAC de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales.
Esta capacitación tiene como objetivo promover un espacio de reflexión y de estudio sobre lo que implica reconocer que la violencia tiene múltiples rostros y dimensiones ocultas que se evidencian a través del lenguaje verbal, de los gestos, los gritos, la estética enfocada a la descalificación o de los actos que aparentemente no implican un contacto físico pero simbólicamente expresan rechazo.
También se analizará la violencia política, la violencia posrevolucionaria en escenarios de posconflicto o de transición a la democracia; las violencias criminales, las interpersonales, las violencias domésticas, de género, sexuales y las étnicas.
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El Seminario tendrá una duración de un mes y contará con la participación de la docente Elizabeth Tabares Trujillo, en representación de la Universidad del Cauca y de los académicos Josef Drexler y Falko Zemmrich de la Universidad de Munich, Alemania.
Durante su desarrollo, se hará referencia a un ambiente dominado por la violencia que se vive en las ciudades por contaminación auditiva, así como por los comentarios que se leen en las redes sociales y que se atribuyen a las nuevas tecnologías, a las exigencias del mundo actual y que se justifican diciendo que el ser humano es agresivo por naturaleza y que sus niveles de violencia pueden ser controlados si se canalizan de forma adecuada.
“El ser humano es capaz de ejecutar un hecho violento consciente o inconscientemente, como resultado de presiones culturales y sociales, por la falta de recursos económicos que impiden el acceso a la educación y por la carencia de un espacio o de una territorialidad en las grandes urbes”, indicó el docente del programa de Antropología de la Universidad del Cauca, Jairo Tocancipá Falla.
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Agregó que en las distintas especies del mundo animal siempre ha existido una relación de violencia en defensa del territorio, del dominio sobre la pareja, lo que es inherente a la condición humana, también tenemos un valor diferencial en la parte social y cultural en donde ejercemos la violencia de una manera sutil y delicada; igualmente el ser humano tiene la capacidad de generar violencia de manera creativa y oculta; esa es la maleabilidad que se tiene frente a los fenómenos de la violencia.
Finalmente manifestó que si bien las violaciones a los derechos humanos afectan tanto a los hombres como las mujeres, su impacto varía de acuerdo con el sexo de la víctima. “Los estudios sobre la materia permiten afirmar que toda agresión perpetrada contra una mujer, tiene alguna característica que permite identificarla como violencia de género, lo que significa que está directamente vinculada a la desigual distribución del poder y a las relaciones asimétricas que se establecen en la sociedad”, puntualizó.
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