Tu paciencia es clave para entrar en mundos en los cuales el sonido es esquivo.
Tu dulzura y tus gestos dimensionan sonidos que llegan y enseñan a pensar.
Haces posible para muchos, poder comunicar sus deseos, pensamientos y sentimientos.
El encuentro de tu mirada con la de tus pacientes tiene destellos de comprensión.
El calor humano que ofreces, tiene tanto valor como la voz.
Cuando se va la tarde y a veces el cansancio te agobia, el recuerdo de una cara agradecida te da sabiduría para caer en la nota precisa y empezar de nuevo el ejercicio de tu hermosa labor.
Sólo tu dulzura y profesionalismo han logrado tantos prodigios de aprendizaje y de amor.
El éxito y tu experiencia dan cuenta de tu dedicación y empeño para sacar del silencio a tantos seres ávidos de escuchar y comunicar.
Enlaces:
[1] https://portalantiguo.unicauca.edu.co/versionP/printmail/7940
[2] https://portalantiguo.unicauca.edu.co/versionP/print/7940
[3] https://portalantiguo.unicauca.edu.co/versionP/documentos?categoria=93
[4] https://portalantiguo.unicauca.edu.co/versionP/documentos?tags[]=
[5] https://portalantiguo.unicauca.edu.co/versionP/javascript: history.back()